14-11-2012

En este número del Boletín destacamos el anuncio que hizo Gap Inc. de que se retira del dialogo con sindicatos y ONGs sobre sumarse, junto a otras marcas, a un programa integral de seguridad contra incendios en Bangladesh, donde han muerto cientos de trabajadoras(es) en incendios de fábricas.

La decisión de Gap fue particularmente decepcionante debido a la relativamente constructiva relación que la RSM y otras organizaciones de derechos laborales desarrollaron con la empresa en la última década.

Esta decisión nos ha forzado a pasar de una relación constructiva a hacer campaña sobre el tema de seguridad contra incendios mientras continuamos dialogando con la empresa en otros temas.

En este número también hablamos sobre una situación volátil –hostigamiento y amenazas de violencia contra simpatizantes sindicales– en la fábrica STAR en Honduras, que recientemente fue adquirida por la manufacturera canadiense de camisetas Gildan Activewear.

La fábrica era propiedad de Anvil Knitwear, quien también debe compartir la responsabilidad por la situación.

La RSM ha tenido una larga relación con Gildan, a veces tensa, otras veces cooperativa. Hace casi 10 años Gildan amenazó con iniciar acciones legales en contra de la RSM si publicábamos un estudio que documentaba los impactos de las jornadas de trabajo de 11 horas y los múltiples despidos de simpatizantes sindicales en una de sus fábricas en Honduras, misma  que después cerró para evitar tener que aceptar al sindicato.

En aquellos momentos, la respuesta de Gildan a los hallazgos de la investigación fue negar, negar y negar. Entonces, ¿qué fue lo que cambio, si es que algo, en diez años de campañas y relaciones con Gildan?

Por el lado negativo, la empresa parece incapaz de hacer cambios fundamentales en sus prácticas gerenciales a nivel de fábrica. Por el lado positivo, generalmente ahora acepta, en lugar de cuestionar, los hallazgos de investigaciones independientes que documentan estas prácticas abusivas, y con frecuencia dice que va a realizar una acción correctiva para eliminarlas.

Mientras tanto, otra empresa fabricante de camisetas en Honduras, Fruit of the Loom, (propietaria de Russell Athletic), que también ha tenido sus conflictos laboral-gerenciales, ha comenzado a desarrollar un relación de trabajo constructiva con sindicatos en dos de sus fábricas en ese país, incluyendo negociar un contrato colectivo de trabajo en una de las fábricas, el cual da a las trabajadoras(es) mejoras significativas en salarios y condiciones de trabajo.

Además, Fruit of the Loom está cooperando con la Confederación General del Trabajadores (CGT) hondureña y el experto estadounidense en derechos laborales Lance Campa, en un programa de capacitación sobre libertad de asociación para trabajadoras(es) en sus otras fábricas en Honduras.

Estos logros, que los abordaremos en un número futuro de nuestro Boletín, no fueron fáciles. Llevó una larga campaña (en 2008 y 2009) en los EEUU y Canadá, en la cual más de 100 universidades suspendieron o amenazaron con suspender los lucrativos contratos de licencias con Russell para lograr esos compromisos de la empresa.

Para empresas como Gap y Gildan, que tienen una larga historia de relacionarse con grupos de derechos laborales, no tendrían que seguir siendo necesarias campañas públicas para que hagan lo correcto. Pero si la relación constructiva no logra resultados concretos, se les debe recordar a las empresas que las organizaciones de derechos laborales están preparadas para movilizar la presión de la opinión pública –que es la que de inicio los motivó a entrar en la relación.

Lynda Yanz
por el equipo de la RSM