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03-05-2011
Jenny Chan explora la vida y la muerte en una de las más exitosas empresas de China
Revista New Internationalist, abril de 2011, paginas. 19-21
Traducido por la RSM
El año pasado, una cantidad asombrosa de 18 trabajadores migrantes chinos intentaron suicidarse en las plantas de producción de Foxconn, ubicadas en las provincias de Guangdong, Jiangsu y Hebei. Todos tenían entre 17 y 25 años de edad. ¿Por qué renunciaban la vida en la flor de su juventud?
En 2010, Foxconn registró los mayores ingresos anuales nunca antes logrados de US$79,100 millones -más altos incluso que los de sus clientes corporativos Microsoft, Nokia o Dell. Los consumidores en todo el mundo tienen una abrumadora gama de elecciones en los últimos aparatos electrónicos como el iPhone4, el iPod y, próximamente, la más pequeña computadora tablet iPad2. Todas son producidas por las más de un millón de trabajadoras(es) de Foxconn en China. La empresa proyecta tener más del 50 por ciento de participación en el mercado de manufactura y servicio de electrónica para 2011.
Foxconn surgió de la empresa matriz Hon Hai, ubicada en Taipei, en 1988. Su estrategia fue invertir en la Zona Económica Especial de Shenzhen, de bajo costo y fronteriza con Hong Kong, con las ventajas que daba el gobierno de obtener terrenos industriales baratos y exenciones fiscales. Hoy, tiene una fuerza de trabajo de 230 millones de "trabajadores campesinos" de China: flexible, barata, perfecta para la producción inmediata.
Dictadura en la "ciudad" amurallada
Según el CEO de Foxconn, Terry Gou, un líder debe ser un dictador para el bien común. Bajo su liderazgo, una enorme fábrica ha construido su propia 'ciudad dentro de una ciudad' en Shenzhen, en el sur de China, donde los gerentes y guardias de seguridad mantienen un control supra-gubernamental sobre las trabajadoras(es).
Cada edificio de fábrica y dormitorio tiene controles de seguridad con guardias las 24 horas. Las trabajadoras(es) de las líneas de ensamblaje utilizan uniformes con colores que codifican el departamento en que trabajan. Cuando fueron entrevistados, afirmaban repetidamente cómo el sistema electrónico múltiple de acceso a las entradas les hacía sentir una falta total de libertad.
Cuando se están preparando para comenzar a trabajar en las líneas de producción, los gerentes les preguntan a las trabajadoras(es): '¿Cómo están?' Las trabajadoras(es) deben responder gritando al unísono: '¡Bien! ¡Muy bien! ¡Muy muy bien!' Los gerentes utilizan este ejercicio para inculcar disciplina. Las trabajadoras(es) contaron además cómo se les regaña y castiga cuando hablan en la línea, cuando no llevan el alto ritmo de trabajo, o si cometen errores en los procedimientos de trabajo. Según una mujer que trabajaba en la línea de soldadura, uniendo parlantes a los reproductores de audio en formato MP3 y MP4:
'Después del trabajo, a todas nosotras(os) - más de 100 personas - se nos hace quedar. Pasa cuando las trabajadoras(es) son castigadas. Fuerzan a una muchacha a pararse firme para leer una declaración de autocrítica. Debe hacerlo lo suficientemente alto para que se le escuche. Nuestra líder de línea pregunta si la trabajadora al fondo del taller puede escuchar claramente el error que ha cometido ella. Con frecuencia, las muchachas sienten mucha vergüenza, se les caen las lágrimas, su voz apenas se siente'.
Las/los líderes de línea, también están bajo presión y amenazan duramente a las trabajadoras(es) para lograr las metas de producción. Lo que le interesa a los gerentes es la producción diaria, no los sentimientos de las trabajadoras(es). Los productos electrónicos de marcas son caros y no hay margen para errores. Una trabajadora entrevistada fue castigada por olvidar ajustar un tornillo en un iPhone. Le hicieron copiar 300 veces citas del magnate Hon Hai: 'Un ambiente rudo es algo bueno'.
'Yo solo soy una motita de polvo'
Las trabajadoras(es) nos dijeron[1] que después de un aumento del salario básico a 1,200 Yuan (US$ 182.00) en junio de 2010, se programó un aumento en la producción. Un miembro de un grupo de trabajadoras(es) jóvenes, responsable de procesar los estuches de teléfonos celulares testimoniaron: 'La cantidad de producción estaba establecida en 5,120 piezas por día en el pasado pero la aumentaron en un 20 por ciento a 6,400 piezas por día. Quedábamos completamente exhaustas.'
Foxconn utiliza estudios de tiempos y movimientos, procesos estadísticos de control y mecanismos de ingeniería computarizados para probar la capacidad de las trabajadoras(es). El objetivo es aumentar la velocidad del trabajador hasta que la capacidad esté maximizada. Según una trabajadora: 'No podemos para un minuto de trabajar. Somos más rápidos que las máquinas.' Otro informó: 'En los momentos de mas trabajo, ni siquiera tengo tiempo de comer o ir al baño.'
Los compradores de productos de Foxconn quieren sus computadoras y iPhones rápido. La empresa está transitando a utilizar a cintas transportadoras que funcionan sin parar las 24 horas para satisfacer la demanda global. Esta obsesión por la productividad y la calidad significa una presión constante sobre las trabajadoras(es) de Foxconn. En las paredes del taller y entre las escaleras hay pósters con estas leyendas:
Valora la eficiencia cada minuto, cada segundo.
Cumple las metas a menos que se acaba el mundo.
El diablo está en los detalles.
Las trabajadoras(es) están organizadas en asientos fijos o posiciones de pie a lo largo de las líneas de producción por un turno típico de 12 horas, de las cuales 4 son horas extra. El sistema de rotación de turnos de día y noche quita cualquier sentimiento de frescura, logro o iniciativa hacia el trabajo. Los comentarios típicos que nos hicieron las trabajadoras(es) fueron: 'Los sistemas de aire acondicionado están aquí sólo para las máquinas' y 'Yo sólo soy una motita de polvo en el taller.'
Administración total
La mayoría de las trabajadoras(es) migrantes viven en dormitorios proporcionados por la fábrica porque no les alcanza ni siquiera para un departamento pequeño. Para empresas como Foxconn el sistema de dormitorios para las obreras(as) es eficiente en su costo, asegurando que las trabajadoras(es) pasen sus horas libres sólo preparándose para otra ronda de producción. A las trabajadoras(es) se les proporcionan 'comodidades' como dormitorios y comedores para incorporar todo el espacio en que viven bajo la gerencia de la fábrica. Comer, beber, dormir e incluso asearse son tareas programadas como las de las líneas de producción. Las trabajadoras(es) con trabajos diferentes y turnos distintos están mezcladas en el mismo dormitorio. Con frecuencia por esta razón se perturba mutuamente el descanso de unas y otras. Reasignaciones arbitrarias de los dormitorios rompen con redes de amistades, aumentando el aislamiento y la soledad.
Las trabajadoras(es) viven con extraños, no se les permite cocinar y no pueden recibir amigas/os por la noche. Sea soltera o casada, el espacio privado se limita a la propia cama detrás de una cortina que ellas mismas confeccionan.
Suicidio como protesta
Como consecuencia de la ola de suicidios, Foxconn instaló 3 millones de metros cuadrados de redes de seguridad - las llamadas 'redes con corazón'. Las redes contra suicidios están colgadas alrededor de las escaleras externas de los edificios de los dormitorios para prevenir que los empleados salten. Sin embargo, esto no detuvo los suicidios. El 7 de enero de este año, una trabajadora, graduada universitaria de 25 años, saltó a la muerte en la planta principal de Foxconn en Shenzhen.
En China, la nueva economía de mercado - impulsada por el estado, el capital transnacional y la gente misma - se basa en una redefinición radical de las necesidades o deseos. Los migrantes rurales aspiran a una vida a tono con estos tiempos, y la ciudad es donde todo sucede. Algunas trabajadoras(es) jóvenes, que nacieron en las décadas de 1980 o 1990, han vivido en la ciudad desde su niñez y no tienen habilidades para la vida rural. Cuanto mayor es la aspiración del joven trabajador(a) migrante, es más obvio el contraste con la dura realidad. A través de varias formas de protesta, de las cuales el suicidio ha sido su expresión más desesperada, están tratando de reclamar sus derechos y su dignidad.
El suicidio no debe convertirse en el único medio desesperado para resistir la injusticia social. Foxconn debe comenzar a mejorar pero no quedarse ahí. Sin una protección social y legal más definida de los derechos de los trabajadores y apoyo del gobierno, pareciera cierto que seremos testigos de una creciente ola de muertes. Los consumidores occidentales de aparatos electrónicos deben convertirse en defensores activos de estándares de producción que consideren la condición y la dignidad humanas.
Jenny Chan es asesora del grupo localizado en Hong Kong, Estudiantes y Académicos Contra la Mala Conducta Empresarial (SACOM por sus siglas en inglés). www.sacom.hk
[1] En medio de la crisis de suicidios, un grupo de estudiantes y académicos activistas de 20 universidades de Hong Kong, China y Taiwán, realizaron una investigación sobre las condiciones de trabajo en Foxconn. Jenny Chan era una miembro voluntaria de ese grupo.