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24-08-2010
Por Vikas Bajaj y Julfikar Ali Manik
New York Times, 16 de agosto de 2010
Traducción RSM
MUMBAI, India . La policía en Bangladesh arrestó a tres líderes laborales de la industria de la confección, y a otras 18 personas, acusándolas de organizar y participar en protestas violentas el mes pasado.
Grupos internacionales de defensores, como Human Rights Watch y el Fondo Internacional por los Derechos Laborales (ILRF por sus siglas en inglés), criticaron los arrestos denominándolos una táctica para intimidar a las trabajadoras/es, en un poderosa industria que provee a tiendas occidentales como Wal-Mart y H&M. Los que protestaron estaban molestos por un reciente aumento en el salario mínimo que consideraron inadecuado. Los arrestos, realizados en las últimas semanas, se dieron luego de las protestas en Dhaka, la capital de Bangladesh, y en otros centros de la rápidamente creciente industria de la confección. Esta industria, con alrededor de tres millones de trabajadoras/es, emplea a más gente que cualquier otro segmento industrial en Bangladesh, un país mayoritariamente agrícola de 160 millones de habitantes.
Las tensiones laborales se dieron en medio de una coyuntura crucial para la mayor industria exportadora de Bangladesh, que ha venido creciendo como una alternativa de menor costo respecto a China. Con casi 70 millones de personas en edad de trabajar, Bangladesh probablemente podría absorber muchos más de los 20 millones de empleos de la industria de la confección de China. Pero evidentemente existen límites a la disponibilidad de fuerza de trabajo de Bangladesh en su competencia con China.
El mes pasado, un consejo designado por el gobierno aumentó el salario mínimo para la industria de la confección de Bangladesh a $3,000 Taka por mes, o el equivalente a US$43. Eso fue un aumento al salario de $1,662.50 Taka y fue el primer aumento desde 2006. Los grupos laborales del país pedían que el aumento llevara al salario hasta $5,000 Taka, o cerca de US$72. Aunque esa suma estaría aún muy por debajo de los salarios mínimos que se pagan en las provincias costeras industriales de China, que van de US$117 a US$174 por mes.
Si bien algunos grupos acordaron aceptar el salario de $3,000 Taka, que se hará efectivo en noviembre, varias otras organizaciones no lo aceptaron y decenas de miles de manifestantes se lanzaron a las calles a fines de julio.
Los dueños de fábricas en Bangladesh afirman que un gran aumento de salarios les quitaría competitividad frente a Vietnam y otros exportadores de confecciones en crecimiento, que tienen mayores costos laborales pero también tienen mejores redes de suministro eléctrico y otra infraestructura, y son productores más eficientes.
Las protestas de julio fueron mucho más violentas que en el pasado. La policía utilizó balas de goma y gas lacrimógeno contra la multitud, y los manifestantes incendiaron automóviles y atacaron fábricas y tiendas en los vecindarios de Dhaka, incluyendo la lujosa área de Gusham, que alberga a la elite de la ciudad y a muchos extranjeros.
La policía dijo que arrestaron a varias trabajadoras/es después de identificarlas en las noticias de la televisión y en fotos de los diarios. Cuando se les preguntó sobre la violencia, las trabajadoras/es identificaron a varios líderes, quienes fueron arrestados en los días siguientes, dijo Molla Nazrul Islam, un subcomisionado policial.
Los tres líderes arrestados fueron Montu Ghosh, asesor del Centro Sindical de Trabajadores de la Confección de Bangladesh (Garment Sramik Trade Union Kendra); Babul Akhter, director ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Confección y la Industria de Bangladesh; y Kalpona Akhter, directora ejecutiva del Centro de Solidaridad con los Trabajadores de Bangladesh. Allegados a los líderes laborales arrestados no pudieron ser contactados para obtener sus comentarios.
"Arrestamos a los líderes por acusaciones de instigar a la violencia y vandalismo a las trabajadoras/es en fábricas de confecciones y otros centros comerciales," dijo el Sr. Islam.
Pero grupos de defensa de derechos humanos y laborales dijeron que al menos un trabajador le dijo a sus colegas que fue torturado para dar falso testimonio contra sí mismo y otros líderes laborales, antes de poder escapar del arresto. Los defensores también dijeron que estaban preocupados por la seguridad de las personas arrestadas en los últimos días.
El subcomisionado policía Islam, negó que las autoridades hayan torturado a los trabajadores y dijo que los arrestados estaban detenidos para ser interrogados por orden judicial.
En una declaración pública, varios grupos de derechos laborales occidentales, incluyendo al Fondo Internacional por los Derechos Laborales (ILRF) y la Campaña Ropa Limpia, dijeron que los arrestos fueron parte de una estrategia del gobierno de Bangladesh para tratar con las recientes protestas de las trabajadoras/es de la confección, tomando como chivos expiatorios a pacíficos defensores de los trabajadores en lugar de tratar con la verdadera causa subyacente de dicha agitación: las pésimas condiciones de trabajo del país.
La primer ministro, Sheik Hasina, antes ya había expresado simpatía por los trabajadores. Había dicho antes del reciente incremento que sus salarios eran "no sólo insuficientes sino inhumanos." Pero también dijo el mes pasado que su gobierno no toleraría más protestas violentas.
Vikas Bajaj informa desde Mumbai, India y Julfikar Ali Manik desde Dhaka, Bangladesh