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07-02-2014
Por Kristi Ellis, Women’s Wear Daily, 29 enero 2014
Traducción de RSM
Los salarios “dignos” se han convertido en una causa global.
El debate que se está dando en muchos países, desde EEUU a Camboya, sobre aumentar el salario mínimo, está forzando a las empresas –incluidas tiendas y marcas de ropa– a intentar equilibrar el componente de dar a las y los trabajadores un mejor estándar de vida con la necesidad de manejar sus costos.
El tema se ha convertido en uno de los principales enfoques de la administración Obama para 2014, y fue central en el discurso del Estado de la Unión del Presidente, el martes por la noche, continuándolo el miércoles cuando llevó su mensaje a la calle, visitando una tienda Costco en Maryland, donde elogió al presidente y CEO de Costco, Craig Jelinek, por pagar a sus empleados bastante más que el salario mínimo oficial.
“Corporaciones exitosas como Costco ven a los salarios más altos como la forma inteligente de mejorar la productividad y reducir la rotación de personal,” dijo Obama en su discurso. “Nosotros también deberíamos hacerlo.”
Obama urgió al Congreso en su discurso del martes a que aprobaran una ley aumentando el salario mínimo nacional del actual US$ 7.25 a US$ 10.10 la hora. Obama dijo también que planea emitir una orden ejecutiva en las próximas semanas requiriendo a los contratistas federales que paguen a sus empleados, financiados por el gobierno federal, un “salario digno” de al menos U$S10.10 por hora. En 2007, el presidente George W. Bush firmó el primer aumento del salario mínimo en una década. Por ley se elevó el salario de US$ 5.15 a US$ 7.25 la hora en el transcurso de los dos años siguientes.
“Por supuesto, para llegar a millones más, el Congreso debe participar. Hoy en día, el salario mínimo federal es alrededor del 20 por ciento menos que cuando Ronald Reagan lo estableció por primera vez,” dijo Obama en su discurso, manifestando su apoyo a la ley pendiente de aprobar que elevaría el salario US$10,10. “Eso ayudará a las familias. Dará a los consumidores más dinero para gastar en los comercios. No implica ningún programa burocrático. Así que únanse al resto del país. Digan sí. Den un aumento a EEUU.
El telón de fondo en EEUU –incluidas manifestaciones en noviembre pasado en restaurantes de McDonald y tiendas de Wal-Mart– ha planteado interrogantes sobre el impacto que podría tener en la mini revitalización de la manufactura doméstica textil y de confecciones. También ha reabierto el debate en el sector minorista sobre si un aumento del salario mínimo podría tener un impacto directo en los niveles de contratación.
“Nos parece bien el enfoque del presidente sobre la economía y el empleo, pero un aumento del salario mínimo va en contra de ese objetivo,” dijo el miércoles Mathew Shay, presidente y CEO de la Federación Nacional Minorista [National Retail Federation]. “Aumentar el salario mínimo le pondría un nuevo obstáculo a los empleadores, en un momento en que la política nacional debería estar enfocada en eliminar las barreras para la creación de empleo, y no crear nuevas regulaciones o mandatos.”
Sin embargo, Bill Simon, CEO y presidente de Wal-Mart US, dijo la semana pasada que podría darse algo de “compresión salarial” si se aumenta el salario mínimo federal, pero dijo que las discusiones están en etapa inicial. Señaló también que Wal-Mart no es primordialmente un “pagador de salario mínimo,” diciendo que solo se paga salario mínimo a menos del 1 por ciento de su fuerza de trabajo.
“La razón por la cual el salario mínimo está en la mesa como una discusión nacional es que no hemos tenido un aumento del salario en seis o siete años porque … la economía no está creciendo al nivel que quisiéramos,” dijo Simon. “Tenemos que tener crecimiento en este país. Si lo tenemos, los salarios seguirán y si el gobierno quiere establecer el salario mínimo a una índice que cree que es justo y aceptable, nosotros como negocios nos adaptaremos y avanzaremos, pero tiene que venir junto con crecimiento.”
Varios estados avanzaron independientemente aumentando sus tasas salariales estatales. En abril pasado New York aprobó un aumento en tres pasos, que llevará el salario mínimo a US$ 8.00 en 2014, US$ 8.75 en 2015, y US$ 9.00 en 2016. El gobernador de California Jerry Brown firmó en septiembre una ley que aumentará la tasa de salario mínimo de ese estado, llevándolo del actual US$ 8.00 a 10.00 por hora en 2016.
Hay también una mayor y creciente presión sobre las empresas estadounidenses de aumentar los salarios en países menos desarrollados que manufacturan confecciones, como Bangladesh y Camboya. Defensores de derechos laborales hace tiempo vienen pidiendo aumentos de salarios para trabajadoras(es) de la confección, argumentando que en muchos países los salarios son tan bajos que no les alcanza a las trabajadoras(es) para comprar los alimentos necesarios para sus familias. La presión también hizo que algunos ejecutivos del sector de confecciones y grupos de la industria fueran más proactivos en demandarle a los gobiernos aumentos a las tasas salariales, o al menos a pagar la tasa legal, aun cuando ese aumento de los costos laborales amenace con reducir sus márgenes de ganancias.
Varios países grandes exportadores de confecciones a los EEUU han aumentado sus índices de salario mínimo en los últimos meses, luego de amplias protestas y huelgas de las trabajadoras(es). Camboya aumentó su salario mínimo de US$ 80.00 a 100 por mes, mientras que el gobierno de Bangladesh aumentó el salario mínimo el 1º de diciembre de US$ 38 a 68 por mes. Trabajadoras(es) y sindicatos en ambos países aún exigen mayores aumentos.
El salario mínimo en otros importantes países proveedores de confecciones también aumentó, a US$ 71 en India, 74 en Sri Lanka, 79 en Paquistán y 78 en Vietnam.
“Los índices de salario mínimo en la industria ha estado suprimidos por mucho tiempo y ahora realmente se está llegando al punto de ebullición, donde vemos a trabajadoras(es) desde Bangladesh hasta Camboya y Haití, que hartas de los salarios de pobreza, están exigiendo un salario digno, que les alcance para vivir y cubrir todos sus costos básicos,” dijo Liana Foxvog, directora de organización en el Fondo Internacional por los Derechos Laborales (ILRF). “En el debate sobre el salario está el hecho de que una de las partes responsables del salario mínimo son las marcas y las tiendas multinacionales, quienes debería ser pagar precios justos a las fábricas de confecciones, de manera que esas fábricas a su vez puedan tener la capacidad económica para pagar salarios más altos. En su lugar lo que vemos es que con demasiada frecuencia las marcas guardan silencio sobre el tema salarial y los dueños de fábricas quizás sientan que no pueden dar mucho aumento si las marcas no les van a pagar precios más altos.”
Pero varios grupos de la industria se están pronunciando. Seis asociaciones de minoristas, indumentaria y calzado norteamericanas enviaron una carta al primer ministro y a otros funcionarios laborales y de la confección de Camboya el 15 de enero, urgiendo el fin inmediato de la violencia que ha invadido al país, y a buscar solución en el conflicto sobre el salario mínimo del país.
“Nuestra industria se compromete a asegurar que todos los productos que se fabrican, compran y venden sean manufacturados en condiciones legales y humanas,” dijo el grupo en la carta. “Como parte de este compromiso, estamos comprometidos a promover la salud y seguridad de los trabajadores en nuestras cadenas de suministros.”
Rick Darling, director ejecutivo de asuntos gubernamentales y públicos en Li & Fung Trading Ltd., que utilizas a unas 15,000 fábricas a nivel global, dijo en una entrevista: “El tema en los mercados emergentes es el equilibrio entre mejorar la vida de la fuerza laboral y seguir siendo competitivos en el mercado global. Desde nuestra perspectiva, actualmente vemos la evolución de los salarios que se paga a las trabajadoras(es) en estos países como algo positivo en general, para ellas y para la industria misma.”
Darling dijo que no espera que los aumentos de salarios en Camboya y Bangladesh vayan a afectar el suministro en esos países, agregando que los negocios allí deberían ser “algo más fuertes” este año.
“No vemos una migración afuera de esos países en base a la situación laboral actual,” dijo. “Creo que vamos a ver aumentos de salarios en todo el mundo, y creo que es una evolución natural, la industria de la confección lidera muchas economías en términos de ser un punto de entrada en la economía global … Creo que los aumentos de salarios en un futuro previsible es algo con lo que tendremos que tratar en probablemente la mayoría de los países.”
Edwin Keh, catedrático de la Escuela de Negocios Wharton, de la Universidad de Pennsylvania, dijo que los aumentos de salarios tendrán el mayor impacto en empresas de nivel intermedio como Gap y H&M.
“Sentirán el golpe,” dijo Keh. “Los productos más sensibles a los precios serán impactados, pero si uno mira a las marcas de lujo, el costo laboral es un porcentaje muy pequeño, y las tiendas de descuentos generalmente manejan volúmenes enormes y tienen muchas oportunidades de solucionar problemas asociados con aumentos salariales.”
En general, los expertos están de acuerdo en que los aumentos en el salario mínimo no hará que se deban aumentar significativamente los costos por prenda. Aunque puede haber cambios sutiles en la producción por los aumentos de salarios, no se esperan cambios significativos entre los 10 principales países exportadores de confecciones a los EEUU: China, Vietnam, Bangladesh, Indonesia, Honduras, Camboya, México, India, El Salvador y Paquistán.
China, el mayor proveedor a EEUU, se espera que gane parte de la participación en el mercado de otros países asiáticos, aun cuando ha implementado un plan de cinco años que eventualmente duplicará los salarios.
“Si uno es dueño de una marca, hay algo que sabe sobre China y es que cuesta más, pero uno tiene su mercadería y puede dormir tranquilo,” dice Keh.
El tema del salario mínimo no se reduce a Asia. Tres dirigentes sindicales de Haití visitaron Washington a principios de enero para sostener platicas con tres importantes empresas norteamericanas - Hanesbrands, Gildan y Fruit of the Loom - sobre lo que dicen es la falla del país en hacer que se cumpla el pago del salario mínimo legal.
Un reporte del Consorcio por los Derechos de los Trabajadores, emitido en octubre pasado, acusó que a las trabajadoras en Haití se les negaba alrededor de un tercio del salario legal desde 2009, debido a prácticas ilegales de los empleadores.
“Vemos dos cosas de las empresas,” dijo Yannick Etienne, directora de la comisión de solidaridad internacional de ESPM-BO, una federación que representa a los sindicatos de la confección en Haití. “Una es que acepten decirle a sus subcontratistas en Haití que respeten la ley. La segunda es, dado que ha habido robo de salarios y que no cumplen con la ley desde 2009, que esperamos que podamos obtener un compromiso o acuerdo para que se pague algo de lo que no se pagó.”
Gildan y Fruit of the Loom se comprometieron a asegurar que sus proveedores comiencen a cumplir con la ley de salario mínimo de Haití y paguen 300 gourdes, o US$ 6.86 por día, y que continuarán reuniéndose con los dirigentes sindicales.
En los EEUU, muchos expertos no esperan que un aumento en el índice federal del salario mínimo vaya a afectar de manera negativa a la industria manufacturera. La mayoría de los trabajadores en la industria textil ya reciben un salario bastante por encima de la tasa federal, y las hilanderías están muy automatizadas.
“No creo que nos vaya a impactar directamente,” dijo Bill Jasper, presidente y CEO de Unifi Inc. y presidente del Consejo Nacional de Organizaciones Textiles. “La mayoría de las empresas en las diversas actividades de la cadena de suministros textil pagan hoy un salario mucho más alto que el mínimo, y cualquier aumento en el salario mínimo probablemente tenga poco efecto directo en el piso salarial.”
Jasper dijo que el salario promedio para trabajadores textiles en EEUU es de US$ 13 a 14 la hora.
Por otro lado, Jasper dijo: “El impacto del aumento de salarios en países como Camboya, Bangladesh y otros lugares puede probablemente llegar a ser algo positivo para nosotros. Al subir los costos en esos países, no sólo el costo de producir una prenda, sino también costos de transporte y otros, será económicamente más atractivo traer producción de vuelta a esta región.”
Keh, de la Escuela Wharton, dijo que la industrialización en las economías emergentes está cambiando el concepto completo de la contratación de producción en otros países.
“Creo que el arbitraje salarial que ha funcionado en los últimos 30 años, desde que Nixon negoció con Mao, está reduciéndose cada vez más,” dijo Keh. “En los setenta, ochenta y noventa, había todavía grandes partes del mundo en desarrollo que eran agrarias, pero más y más países como China están industrializándose y hay más gente viviendo en ciudades y no en el campo, de manera que la razón para salir a producir a otros países está cambiando.”