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Los salarios de pobreza están detrás de los desmayos masivos en fábricas de confecciones de Camboya

05-11-2013

Photo: Heather Stilwell

Aunque los dueños de las fábricas culpan a las trabajadoras de este fenómeno, llamándolo histeria masiva, un informe reciente titulado “Comprar hasta que caigan” [Shop ‘til they drop], de la organización británica El Trabajo Detrás de la Etiqueta (LBL por sus siglas en inglés) y el Centro de Educación Legal Comunitario (CLEC por sus siglas en inglés) de Camboya, identifica a los salarios de pobreza como una de las principales causas de los desmayos.

Desde 2008 los costos de los alimentos en Camboya han aumentado un 70% mientras que el salario mínimo sólo se incrementó en un 56%.

“Las ganancias de las marcas y manufactureras siguen aumentando, pero a las trabajadoras(es) se les hace cada día más y más difícil satisfacer sus necesidades básicas,” dijo Tola Mouen del CLEC.

Este problema de los salarios de pobreza se combina con las malas condiciones en las fábricas, ya que los dueños, con el fin de mantener los bajos costos, ignoran leyes nacionales y normas internacionales laborales que requieren que haya ventilación adecuada, temperaturas razonables, acceso a agua potable y  otros requerimientos sobre sustancias químicas y el derecho de las trabajadoras(es) a la libertad de asociación.

Actualmente, el salario mínimo mensual en la industria de la confección camboyana está fijado en US$80, el cual, según LBL, está muy por debajo de un salario para subsistir.

El reporte de LBL-CLEC confirma que los salarios actuales no le permiten a las trabajadoras(es) comprar los requerimientos dietéticos mínimos y consumir las calorías necesarias, para realizar el trabajo físico que demanda su labor en la industria de la confección.

“La espiral descendente de ropa barata ha llevado a una situación donde la gente que hace nuestra ropa recibe salarios de hambre y no les alcanza para alimentarse ni alimentar a su familia,” dijo Anna McMullen de LBL.

Según el reporte, se necesita una dieta de 3,000 calorías diarias; sin embargo, la mayoría de las trabajadoras(es), tratando de llegar a fin de mes, sólo consumen 1,600 calorías. Mientras tanto, el gobierno camboyano ha fracasado en aumentar el salario mínimo y eso ha llevado a que surjan huelgas y protestas en  gran escala.

“El hecho de que virtualmente todas las fábricas, en toda la industria, violan la ley laboral camboyana, manteniendo a las trabajadoras(es) bajo contratos de corto plazo o temporales,  con frecuencia por más de seis años, significa que las trabajadoras(es) pueden ser despedidas sin notificación o causa alguna, incluido negarse a trabajar horas extra inhumanas,” dijo David Welsh, del Centro de Solidaridad de la AFL-CIO en Camboya. “Las trabajadoras(es) son completamente vulnerables, y todas las marcas son cómplices de esta situación porque presionan a los proveedores a cumplir con fechas de entrega de la órdenes de compra que no son realistas.”

Desde comienzos de 2013, las trabajadoras(es) de la confección de Camboya realizaron 83 huelgas y se lanzaron a protestar a las calles demandando el fin de los contratos de corto plazo, un aumento del salario mínimo a US$150.00 por mes, y el cumplimiento de la ley nacional y normas internacionales sobre condiciones de trabajo y derechos de negociación colectiva.

Comenzando en enero de 2014, el programa de Mejores Fábricas Camboya, de la Organización Internacional del Trabajo, reanudará la publicación de los hallazgos de sus inspecciones de fábricas, cuando los dueños de las fábricas no estén dispuestos a realizar una acción correctiva. Esta decisión ya ha generado una considerable resistencia por parte de los dueños de fábricas.

Mientras tanto, sindicatos y ONGs de derechos laborales camboyanas, involucradas en la Campaña por el Piso Salarial Asiático, exigen aumentos significativos al salario mínimo y piden a las marcas que subsidien un programa de almuerzos en las fábricas.

Se puede acceder al reporte aqui.

 

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