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30-04-2008
Andrew Nette
Inter Press Service (English)
Traducción RSM
PHNOM PENH, Camboya, 30 de abril de 2008 (IPS/GIN) - La recesión en los Estados Unidos está poniendo en peligro un experimento único, que ha ayudado a Camboya a desempeñar un rol de liderazgo en la campaña global para erradicar la explotación en la industria textil.
"Creo que la industria está pasando por un mal momento," dice Ken Loo, quien fuera hasta hace poco secretario de la Asociación de Fabricantes de Confecciones de Camboya y quien sigue actualmente estrechamente relacionado con el sector.
"Exportamos el 70 por ciento a los Estados Unidos, de manera que con su economía en recesión esperamos que disminuya el gasto en ropa."
Aún una pequeña disminución en la actividad de la industria textil podría tener importantes consecuencias económicas para Camboya.
La industria representa aproximadamente el 80 por ciento de las exportaciones totales del país y emplea una gran cantidad de gente. Algunas estimaciones sostienen que hasta un millón de personas - de una población de 13 millones - depende directa o indirectamente de la industria.
"Lo que pasa en la industria de la confección en Camboya tiene importancia más allá de las fronteras del país," dice la escritora radicada en Phnom Penh Rachel Louis Snyder. "Que tenga o no éxito es importante porque éste es un país que ha tratado de erradicar la explotación de manera organizada. Si no funciona aquí ¿dónde habrá un ímpetu de este tipo?
Snyder es autora del libro "Fugitive Denim: A Moving Story of People and Pants in the Borderless World of Global Trade," [Mezclilla fugitiva: una historia emotiva de gente y pantalones en el mundo sin fronteras del comercio global], que fue publicado recientemente en Estados Unidos.
El capítulo sobre Camboya se enfoca en la situación que surgió cuando Phnom Penh y el gobierno de Clinton firmaron un tratado comercial que vinculaba la cuota de exportación de textiles de Camboya a los Estados Unidos con los esfuerzos para erradicar la explotación.
Bajo el tratado, Camboya tenía que reformar su legislación laboral, aceptar la formación de sindicatos y permitir a la Organización Internacional del Trabajo monitorear fábricas y publicar sus hallazgos.
"Esto hizo de Camboya un experimento gigante," dice Snyder. "La pregunta era si funcionaría, y funcionó. La industria creció y las condiciones laborales y sociales mejoraron enormemente."
El tratado comercial expiró en enero de 2005, cuando Camboya se incorporó a la Organización Mundial de Comercio.
Washington desarrolló una serie de cuotas de transición - que Snyder denomina "sistema ligero de cuotas" - para asegurar que China no exportara más de un cierto volumen de textiles en ciertas categorías.
Estas medidas, diseñadas para salvaguardar la industria textil de Camboya, perderán vigencia a fines de 2008. A muchos les preocupa que la industria, aún nueva según estándares internacionales, pudiera ser abrumada por poderes como China y Vietnam, donde las condiciones laborales y sociales no son tan buenas.
"Las medidas expiran en momentos de una potencial recesión global cuando los consumidores estarán buscando lo más barato," dice Snyder.
"Cuando empiezan las presiones económicas lo primero que se hace es apuntar a las leyes laborales y las condiciones sociales. Es un momento crucial para Camboya. Están en riesgo de perder este experimento increíble."
Los observadores están de acuerdo con que vincular las cuotas comerciales a los estándares laborales fue el mayor impulso a Camboya para que trabajara en mejorar las condiciones laborales. Otro factor fue un innovador programa de la Organización Internacional del Trabajo llamado "Mejores Fábricas en Camboya".
Para poder obtener un permiso de exportación, las fábricas textiles debían afiliarse al programa y acordar ser monitoreadas regularmente por equipos de la Organización Internacional del Trabajo.
Este proceso de monitoreo, a cuyo sostenimiento contribuyen los empleadores, incluye visitas sin aviso y auditorías exhaustivas para evaluar el desempeño de las fábricas en 500 áreas.
Aunque los informes detallados son confidenciales, las fábricas los entregan a pedido de los compradores.
Según Tuomo Poutiainen, Asesor Técnico Jefe de Mejores Fábricas en Camboya, el programa monitorea actualmente 298 fábricas que exportan confecciones e involucra a compradores que representan aproximadamente al 60 por ciento de las exportaciones textiles camboyanas.
Aunque Poutiainen admite que no monitorean a todos, , afirma que el programa, particularmente en subcontratistas más pequeños que no están cubiertos por él, "se hace cumplir [por el gobierno] con bastante rigurosidad - hay algunas demoras pero todos los exportadores están involucrados."
"Cuando estaba vigente el sistema de cuotas, los mayores incentivos para las fábricas involucradas eran explícitos," dice Poutiainen. "La participación de Camboya en las exportaciones a EE. UU. estaba condicionada al progreso hecho en las condiciones de trabajo."
Poutiainen cree que la presión proviene actualmente de los compradores - incluyendo grandes marcas como Nike, Columbia, Gap y Levi Strauss - quienes exigen informes detallados.
"Las condiciones laborales forman parte actualmente del nicho de reputación de Camboya, particularmente para empresas ávidas de probar sus credenciales de responsabilidad social," dice Poutiainen. "Si se ignora esto la industria será afectada."
Como lo demostró gráficamente el asesinato del conocido dirigente laboral Chea Vichea en 2004, todavía falta mucho en términos de respetar los estándares laborales en Camboya.
Los dirigentes sindicales camboyanos señalan una serie de problemas que necesitan atención, incluyendo la falta de pago de obligaciones legales y ataques políticamente motivados contra representantes sindicales.
Poutiainen está de acuerdo, añadiendo temas tales como el doble registro, horas extras sin pago y problemas de salud y seguridad.
"Es obvio que no creo que retroceder en las condiciones laborales sea una solución al problema," dice Loo. "Más bien queremos aumentar la productividad."
La mayoría de los observadores están de acuerdo con que el programa de la Organización Internacional del Trabajo ayudó a evitar la crisis, que muchos creen se hubiera dado después de que expirara en 2005 el tratado de comercio original firmado con EE. UU. bajo la administración Clinton.
También le ayudó a Camboya a construir una base sólida, de cara a las desventajas significativas de su industria.
Camboya tiene que importar virtualmente todas las materias primas relacionadas con la industria textil. Los costos de electricidad son altos, hay una falta extendida de facilidades portuarias y la corrupción añade significativamente a los costos.
Loo está de acuerdo que aunque vender a Camboya como un nicho de mercado por las condiciones laborales ha sido importante, los factores principales para los compradores internacionales siguen siendo precio, tiempo de entrega y calidad.
El programa de la Organización Internacional del Trabajo es definitivamente una alta calificación que ha permitido a Camboya salir a flote y tener visibilidad para compradores de todo el mundo."
"Pero el cumplimiento solo no es suficiente para sostener a la industria. Si el cumplimiento fuera realmente algo importante, todos estarían en Camboya. La imagen tiene sus ventajas. Es una de las diversas cosas que los compradores consideran, pero no la única."
Aunque los líderes empresariales apoyan, en público y en privado, el programa de monitoreo de la Organización Internacional del Trabajo, Loo dice que tienen sin embargo preocupaciones sobre cómo es administrado.
En el proceso hacia 2010, cuando está programado que la Organización Internacional del Trabajo reformule, y posiblemente reduzca su participación en el Programa de Mejores Fábricas, la Asociación de Fabricantes de Confecciones de Camboya quiere que el gobierno haga voluntario el monitoreo.
"Si fuera un sistema puramente voluntario, la mayoría de los fabricantes no participarían," dice.
"Pero los fabricantes tendrían que enfrentar presiones de los compradores. También hay que sacar a las fábricas y compradores cuya prioridad no es el cumplimiento. Aquellos que sigan apoyarán plenamente el cumplimiento."
Sin embargo, dice que la Asociación de Fabricantes de Confecciones de Camboya ha presentado su argumento al gobierno y "que han dejado claro que quieren que sea obligatorio."
"No se puede esperar que la industria crezca, pero lo que parece posible que suceda es una consolidación: los productores más pequeños, menos productivos sufrirán; otros prosperarán," dice Poutiainen. "Esto afectará a la industria, pero no es el desplome."
"Los compradores han trabajado durante mucho tiempo con este programa y han invertido mucho tiempo y capital social en Camboya y tienen muchas relaciones. Tienen interés en seguir invirtiendo en Camboya."
No habrá crecimiento en la industria de la confección este año, de hecho la industria tendrá una pequeña disminución del 5 al 10 por ciento," predice Loo.
"Yo diría que en nuestra situación actual no estamos bien ubicados para competir, pero un factor que puede revertir esto es nuestros esfuerzos en obtener acceso libre de aranceles al mercado estadounidense," dice Loo. "Los EE. UU. han dado esto a los países menos desarrollados, excepto en Asia, no sé por qué."
El gobierno y la industria textil de Camboya han estado haciendo lobby en los EE. UU. sobre este tema durante varios años. Loo tiene esperanza de que este año se logre un acuerdo. "El impacto de la recesión será peor este año si no se logra el acceso libre de aranceles," dice Loo.
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CAMBOYA y la Recesion en EEUU -- Inter Press - 30 abril 08.doc | 39 KB |