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Editorial: ¿Cuántas muertes más tendrán que suceder?

20-06-2013

¿Cuántas muertes más tendrán que suceder para convencer a las empresas norteamericanas que tomen con seriedad la seguridad en sus fábricas proveedoras en Bangladesh?

En el artículo principal del Boletín, nos referimos al Acuerdo de Seguridad de Edificios y contra Incendios en Bangladesh, un acuerdo sin precedentes, firmado por más de 40 tiendas y marcas que podría hacer que las fábricas en ese país sean mucho más seguras para las trabajadoras(es) que hacen sus productos.

A diferencia de la mayoría de las iniciativas de responsabilidad social empresarial (RSE), con el Acuerdo las trabajadoras(es) y sindicatos podrán tener un papel activo en su implementación, ya que contempla su participación en los comités de salud y seguridad de las fábricas, su  derecho a presentar quejas y a negarse a realizar trabajo inseguro.

Más importante aún, el Acuerdo es un instrumento legalmente obligatorio y no un código de conducta voluntario. Como tal, representa una nueva etapa en más de 20 años de esfuerzos, para hacer responsables a las empresas de indumentaria y calzado deportivo de las prácticas laborales en sus cadenas globales de proveedores.

La muerte de más de 1,100 trabajadoras y trabajadores en el colapso del edificio Rana Plaza, el 24 de abril, no fue un accidente. Todos sabían, o debían saber, que el edificio era inseguro: trabajadoras(es) de las cinco fábricas asentadas en el edificio de ocho pisos que operaba ilegalmente, gerentes de las fábricas, inspectores de edificios, funcionarios del gobierno, el dueño del Rana Plaza y las marcas cuyas auditorías fallaron en detectar problema alguno.

Según una joven  sobreviviente, y que fue rescatada de los escombros, las trabajadoras(es) tenían miedo de entrar al edificio la mañana del colapso, pero los gerentes les ordenaron ir a trabajar porque tenían que cumplir con entregas, y les había amenazado con no pagarles si se negaban.

La tragedia del Rana Plaza ha sido un llamado de atención a las marcas de indumentaria, que son quienes fijan el precio por prenda y ponen fechas de entrega. Más del mismo tipo de auditorías de fábricas, voluntarias y controladas por las empresas, no van a solucionar los peligros de seguridad estructural y de incendios que son endémicos a esta industria en Bangladesh.

Desafortunadamente, la mayoría de las empresas norteamericanas no han escuchado ese llamado. Sólo cuatro hasta ahora han firmado el Acuerdo, y algunas de hecho están trabajando activamente para socavar su efectividad.

Gap y Wal-Mart, por ejemplo, están tratando de lanzar una iniciativa alternativa, no obligatoria que excluya a sindicatos y grupos de derechos laborales y — si se implementa— es probable que se traduzca en más de los mismos enfoques secretos y notoriamente desconfiables de auditorías e inspecciones de fábricas, que repetidamente le han fallado a las trabajadoras(es) y han resultado en la pérdida de miles de vidas y de trabajadoras(es) que nunca más podrán trabajar.

Se debe hacer responsables a esas marcas por los derechos laborales y la seguridad de las trabajadoras(es) en las fábricas proveedoras, con el mismo estándar y responsabilidad legal con las que se las hace responsables en cualquier contrato de negocios, y esta debe  ser la nueva línea de base para la responsabilidad social empresarial. Las promesas vagas e iniciativas voluntarias simplemente ya no sirven después de la tragedia del Rana Plaza.

Lynda Yanz
por el equipo de la RSM