03-06-2014

Foto por LICADHO: Simpatizantes afuera de la corte

La brutal represión del gobierno camboyano no pudo detener a cientos de trabajadoras(es) de la confección de manifestarse, demandando un aumento justo del salario mínimo.

El 1º de mayo, cerca de 1,000 trabajadoras(es) y simpatizantes desafiaron la prohibición del gobierno de realizar asambleas públicas, durante la manifestación del 1º de mayo en la ciudad capital Phnom Penh.

La solicitud de un sindicato de poder manifestarse el 1º de mayo en el Parque de la Libertad había sido negada por el gobierno, y cuando las trabajadoras(es) llegaron al parque fueron confrontadas por filas de policías antimotines detrás de vallas de alambre de púas.

Al alejarse del lugar las y los manifestantes, junto con público y periodistas, fueron atacados con bastones por alrededor de 200 guardias de seguridad del gobierno. Al menos 5 personas fueron golpeadas y heridas en el ataque.

Más tarde ese día, los sindicatos organizaron una marcha a la Asamblea Nacional, en un intento por entregar una petición de aumento del salario mínimo de US$ 100 a US$ 160 por mes, y demandando se retiraran los cargos en contra de los 23 activistas, 21 de ellos que seguían detenidos y de dos más que ya habían sido liberados bajo fianza.

Libertad a los 23

"Libertad a los 23" se volvió el grito de campaña del movimiento de derechos laborales en Camboya, así como de quienes los apoyan a nivel internacional, después de que 23 trabajadores(as) y dirigentes sindicales fueron detenidos y recluidos en una cárcel de alta seguridad el 3 de enero pasado, en medio de la represión gubernamental en contra de decenas de miles de trabajadoras(es) que participaban en una huelga nacional, que había paralizado a la industria de la confección del país.

Ese día, fuerzas de seguridad del gobierno fuertemente armadas dispararon a una multitud de manifestantes, matando a cinco e hiriendo a muchos otros.

Una ola de represión siguió a esas muertes. Las trabajadoras(es) en huelga fueron forzadas a volver a trabajar, se prohibieron las asambleas públicas, cientos de trabajadoras(es) fueron echadas de sus trabajos por participar en la huelga, dirigentes sindicales fueron amenazados con acciones legales, y se suspendió el registro de nuevos sindicatos.

Culpables, pero liberados

El 30 de mayo, los 23 activistas sindicales fueron declarados culpables de causar la violencia, pero en un movimiento sorpresa sus sentencias de cárcel fueron suspendidas y se ordenó liberar a los detenidos.

"Tras ser detenidas, veintiún personas inocentes estuvieron en una cárcel aislada, durante cinco meses y bajo condiciones difíciles, a pesar de la total falta de evidencias de que hubieran cometido delito alguno", dijo David Welsh, del Centro de Solidaridad en Camboya.

Aun reconociendo los esfuerzos de 30 grandes marcas de indumentaria por cabildear al gobierno camboyano para que liberara a los activistas detenidos, Welsh dijo que las marcas deben cumplir su promesa de abordar la causa subyacente de la movilización obrera.

"Las trabajadoras(es) protestan porque les están pagando salarios de hambre," dijo Welsh. "Mientras que hoy [30 de mayo] se trata de celebrar la reunificación de las familias, y que gente inocente fue liberada de prisión, no habrá solución a este problema hasta que las marcas estén dispuestas a aumentar los precios que pagan por prenda a sus proveedores, de modo que éstos puedan pagarle salarios dignos a sus trabajadoras(es)."