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Evangelina Argueta, de la Central General de Trabajadores, habla sobre su vida como dirigente sindical

07-04-2010

Durante la muy cargada semana de la inauguración de la fábrica Jerzees Nuevo Día, Evangelina Argueta, la coordinadora de la Central General de Trabajadores (CGT) de Honduras para la región de Choloma, tomó el tiempo para entrevistarse con la RSM.  Evangelina ha encabezado varias luchas organizativas en los últimos años, incluyendo la victoria histórica lograda recientemente por los y las trabajadoras de Jerzees de Honduras.

 

¿Como llegaste a ser una dirigente sindical?

Yo soy una ex obrera de la maquila.  Como tantos jóvenes en Honduras, empecé trabajando en una fábrica aquí en San Pedro Sula cuando tenía solamente quince años.  Yo era menor de edad.  En esos días, no había mucha oposición al trabajo infantil y había mucha explotación de menores. Trabajaba en la maquila durante el día, pero de noche seguía estudiando. Mi reto era ser abogada.

Trabajé nueve años en esta empresa maquiladora, una fábrica que empleaba alrededor de 800 trabajadores y trabajadoras.  Luego de un año de laborar en la empresa, decidimos formar un sindicato. Yo fui una de las fundadoras del sindicato. Eso fue en el 1980, cuando había mucha violencia y represión en Honduras.  La organización sindical era casi imposible.

En esta época, para organizar un sindicato, los y las trabajadoras tenían que  tomarse las instalaciones de la empresa.  Eso es lo que hicimos, y logramos prevalecer.

Y eso fue mi orientación al movimiento laboral - nací directamente en la lucha.  He tenido un gran compromiso con los sindicatos y al sindicalismo desde entonces.

 

¿Por qué dejaste de trabajar en la maquila?

A los 9 años de haber estado laborando en esta fábrica me despidieron, junto con los otros 484 trabajadores y trabajadoras de la empresa.  El empleador argumentaba que no tenía los recursos económicos para seguir pagando nuestros salarios, aunque la empresa trabajaba con una productividad enorme.  Nosotros (el sindicato) decidimos hacer una demanda ante los tribunales por los despidos injustificados -  un proceso que duró cinco años y llegó hasta la Corte Suprema de Justicia.

Desgraciadamente, perdimos nuestro caso. La Corte Suprema en su sentencia dictaminó a favor del empleador y manifestó que no teníamos derechos. Cuatrocientos ochenta y cinco trabajadores y trabajadoras se quedaron sin empleo.

Esta situación me llenó de mucho coraje.  Pero también reafirmó mi compromiso con los y las trabajadoras y con los derechos humanos de las personas, así como de la importancia de que los y las trabajadoras participen en la mesa de negociación.

 

¿Cómo te involucraste con la CGT?

Luego de haber sido despedida, no pude volver a trabajar en una maquila. Para las empresas aquí en Honduras, el ser sindicalista es equivalente a haber cometido un delito. Las empresas se unen y comparten nombres de sindicalistas que colocan en listas negras, para asegurarse que los que apoyan a sindicatos no podrán encontrar trabajo.

Como llevaba ya varios años de haber estado capacitándome con la CGT, en 1987 decidieron integrarme a su equipo de organización y desde entonces he estado organizando. Estoy encargada de un departamento, en Choloma, que organiza a trabajadoras y trabajadores de la maquila, dándoles apoyo legal y otro tipo de atención según los conflictos que tienen. Esto es lo que hacemos diariamente.

 

¿Cuáles son los principales obstáculos a la organización sindical en Honduras?

Los empresarios en Honduras siempre han perpetuado un mito, de que en este país - y especialmente en la maquila - es imposible organizar a trabajadores, y que bajo ninguna circunstancia se permitirá la libertad sindical. Es por eso que la victoria con Russell es tan importante. Comprueba que sí es posible organizar dentro de la maquila.

Russell intentó todo para pararnos, pero prevalecimos, corriendo grandes riesgos personales.  Hubo momentos cuando nos seguían personas en motocicletas, o pasaban en carros con vidrios obscuros y nos fotografiaban, pero dijimos, 'no nos detenemos - si lo más seguro en la vida es la muerte'. 

El acuerdo que logramos con Russell ha demostrado que el sindicalismo trae verdaderos beneficios. Pero ahora al sindicato (SITRAJERZEESND), en la nueva planta Jerzees, le toca un reto enorme.  Ellos tienen que cuidar su sindicato - porque si el SITRAJERZEESND llega a fracasar, será un retroceso para el sindicalismo en las otras maquilas también.

Los medios de comunicación son otro reto.  Lamenta­ble­mente en este país los medios están del lado de los empresarios, no de los trabajadores.  No podemos esperar que ellos cuenten la verdadera historia de Jerzees - que la reapertura de la fábrica ha sido de los éxitos más grandes en nuestra historia laboral.

Al contrario, ellos han usado la apertura de la fábrica Jerzees Nuevo Día como ejemplo para tratar de decir que Honduras es un buen lugar para invertir. Así que somos nosotros quienes tenemos que divulgar la verdadera historia de esta victoria.

 

¿Qué ha significado para ti ser una mujer organizadora y líder?

Uno de los retos más grande que he enfrentado ha sido la discriminación y el acoso de parte de los hombres por ser una mujer en una posición de liderazgo dentro del sindicato.  Siempre ha existido un supuesto que las mujeres no pueden hacer el trabajo tan bien como los hombres. Aun hoy en día, a los hombres les cuesta aceptar y respetar a mujeres en puestos de liderazgo.

Desgraciadamente, uno de los mayores obstáculos del movimiento sindical es que sigue siendo dominado por hombres, inclusive en la industria maquiladora, donde la gran mayoría de trabajadoras son mujeres.

Aunque tengo que señalar que de las catorce líderes de las federaciones de la CGT, seis son mujeres. Ha habido avances en términos de lograr mayor igualdad de género, y los hombres han tenido que irlo aceptando.

Yo creo que la forma de ir avanzando es de seguir reclutando más mujeres dentro del movimiento sindical y dentro de posiciones de liderazgo. Pero para hacer esto tenemos que invertir en capacitación, y no solo capacitar a mujeres. Los hombres tienen que ser capacitados también. Tienen que aprender que el acoso y la discriminación no serán tolerados dentro del movimiento sindical.

También creo firmemente que los sindicatos tienen que estar al servicio de los trabajadores - hombres y mujeres - y que los sindicatos que no están al servicio de los trabajadores no son buenos sindicatos.

Una de mis mayores satisfacciones es haber decido ser sindicalista para servir a las y los trabajadores.